domingo, septiembre 7

sabes.....


Alguien me dijo:
-¿Quieres vivir?
Alguien me preguntaba si deseaba vivir.
Era, entonces, que mi sangre no se fue toda. Era, también, que había llegado el indio.
Podía, pues, no morir. No morir aún.
Me desgarró la ropa.
Después sentí la prisión del torniquete en los brazos y supe que mis manos sin dedos ya no manarían sangre.
Tal vez dormité, tal vez no.
Volvía de la nada.
Quise reconstruir el mundo.
Despegué los párpados tan pausadamente como si elaborara el alba.
Él me contemplaba.
No era indio. Era el niño rubio. Sucio, estragadas las ropas, todavía no mayor de doce años.
Comprendí que era yo, el de antes, que no había nacido de nuevo, cuando pude hablar con mi propia voz, recuperada, y le dije a través de una sonrisa de padre:
-No has crecido...
A su vez, con irreductible tristeza, él me dijo:
-Tú tampoco.